SITUACIÓN Y DATOS GEOGRAFICOS
La villa de Güevéjar se halla situada en la ladera oeste del Castillejo de Nívar (conocido en la localidad como Peñón de Bartolo), el último espigón de la sierra de de la yedra, una alineación menor que la sierra de Arana proyecta hacia la Vega de Granada. Dista 9 kms. de Granada, con l que está comunicada por una carretera de segundo orden que, partiendo de la capital, pasa por Pulianas y muere en Cogollos Vega. Su situación está delimitada por las coordenadas geográficas 3º 35′ 42,5» longitud oeste y 37º 15′ 32,3» latitud norte según el meridiano de Greenwich y alcanzando una altitud en el centro del casco urbano a 881 ms. con relación al nivel del mar.
Administrativamente pertenece a Granada, estando incluida también en su partido judicial.
Limita al norte con el término municipal de Cogollos Vega, al este con los de Nívar y Alfacar, al sur con Pulianas y al oeste con los de Peligros y Calicasas. Ocupa una extensión de 1053 Ha. 10,5 kms2 habiendose mantenido sus límites prácticamente invariables desde el siglo XVI.
TERREMOTOS Y NACIMIENTO DEL NUEVO PUEBLO
Los más trágicos sucesos acaecidos en Güevéjar a escala general y en época reciente están protagonizados por dos movimientos sísmicos a mediados del siglo XVIII el primero y en el último tercio del siglo XIX el segundo, que alteraron drásticamente y por un largo período de tiempo el transcurso de la vida cotidiana en el término.
Granada representa unas características idóneas para que se produzcan estos fenómenos que la distinguen de otras provincias españolas, tal ocurrió en Güevéjar en 1755, conocemos los efectos producidos por un terremoto en ese año en la villa gracias a la interpolación que se hace de su descripción en el Libro de Apeo de Güevéjar. El escribano nos narra con meticulosidad que caracteriza a la burocracia de ese siglo los hechos acaecidos en esa mañana del día 1 de noviembre.
En ese año Güevéjar estaba habitada por 323 personas, pero al producirse el terremoto sólo quedaron en la villa cinco familias, es decir, unos veinticinco habitantes como mucho, que no llegaban a representar el 8% de la población anterior, yéndose el 92% restante a vivir especialmente a Calicasas y a Nivar, como lugares que no sufrieron tan fuertemente los efectos catastróficos del seísmo De las aproximadamente 70 casas que formaban el casco urbano, el terremoto arruinó 65 de ellas, el 93% de los edificios, cifra que por sí sola nos habla de los catastróficos efectos que produjo el seísmo en la localidad, aunque por la hora en que se manifestó, evito contabilizar perdidas humanas.
A pesar de las ruinas el vecindario regresó en un periodo de tiempo corto a recomponer la destrozada aldea pues las exenciones de impuestos que concedió la Corona fueron suficiente incentivo para favorecer el regreso y empezar de nuevo a trabajar y edificar sobre un terreno y un pueblo casi asolados.
Ciento veintinueve años más tarde de aquel fatídico primero de noviembre de 1755 se volvieron a vivir las escenas de pánico el día 25 de diciembre de 1884 y aproximadamente a las nueve de la noche, un fuerte temblor de tierra redujo a escombros muchos pueblos de Granada y Málaga, provocando la muerte de 745 personas e hiriendo a 1501 más.